martes, 8 de junio de 2010

Postcosecha

En postcosecha se realiza el siguiente manipulado:
  • Limpieza: restos de tierra, exceso de hojas, brotes laterales y pecíolos defectuosos.
  • Corte de los "tallos": en campo se cortan a 35 cm, en almacén a una longitud entre 27 y 30 cm. El corte debe realizarse siempre por encima del nudo.
  • Lavado: se limpian las pencas mediante ducha de agua clorada, tras su escurrido y se procede al embolsado.
  • Embolsado: se coloca un film o bolsa para proteger las pencas , recubriéndolas completamente, sin dejar al descubierto los extremos superiores de los tallos.Tras la realización del proceso anterior las pencas sufren una reducción de peso en torno al 30%, dando piezas de peso comprendidas entre 400-900 g, siendo los calibres más comerciales los que se encuentran entre 460-720 g.
  • Calidad: un apio de gran calidad tiene tallos bien formados, pecíolos gruesos, compactos (no significativamente abultados o arqueados), poco curvados, una apariencia fresca y color verde claro. Otros índices de calidad son el largo de los tallos y de la nervadura central de la hoja, ausencia de defectos tales como: corazón negro, pecíolos esponjosos, tallos florales y partiduras, así como ausencia de daños por insectos y pudriciones.

  • Temperatura óptimo: La temperatura óptima es de 0°C. En condiciones óptimas, el apio debe mantener una buena calidad después de ser almacenado de 5 a 7 semanas. Generalmente, el apio es rápidamente enfriado y después conservado a 0-2°C.Si se va a almacenar durante un mes. Para mantener una buena calidad visual y sensorial, no es recomendable su almacenamiento a 5°C más de 2 semanas. Cierto crecimiento de los tallos interiores ocurre en postcosecha a temperaturas mayores de 0°C.
  • Humedad relativa óptima: oscila entre 95-100%
  • Tasa e producción de etileno: <>
  • Efectos del etileno: a bajas temperaturas el apio no es muy sensible a los reducidos niveles de etileno presentes en el ambiente. La pérdida del color verde puede deberse a exposiciones, a concentraciones de etileno de 10 ppm o mayores y a una temperatura superior a los 5°C.
  • Efectos de las atmósferas controladas (A.C.): las atmósferas controladas o modificadas ofrecen moderados beneficios al apio. Retrasos de la senescencia y pudriciones han sido observadas con 2-4% O2 y 3-5% CO2.Los daños por bajo O2 (<> 10%) inducen aromas y sabores extraños y pardeamiento de las hojas interiores. La AC para el almacenamiento conjunto de apio y lechuga o su transporte a larga distancia tiene alguna aplicación comercial. Los elevados niveles de CO2 retrasan el amarillamiento y pudrición de las hojas del apio, pero no pueden ser utilizados en cargas mixtas con lechuga (la lechuga no tolera atmósferas enriquecidas con CO2).
  • Enfermedades: las enfermedades son una importante fuente de pérdidas en postcosecha, particularmente en combinación con un manejo rudo y un pobre control de la temperatura. La pudrición bacteriana (bacterial soft-rot) causada principalmente por Erwinia y Pseudomonas y Xanthomonas, el moho gris (gray mold) causado por Botrytis cinerea y la pudrición acuosa (watery rot) por Sclerotinia spp. son los más importantes hongos y bacterias patógenos que causan pérdidas de postcosecha durante el tránsito, el almacenamiento y a nivel de consumidor. Botrytis y Sclerotinia se desarrollan en un período de pocas semanas, aún a 2°C.
  • Condiciones especiales: los pecíolos cortados de apio en los productos precortados, son muy propensos a las pudriciones bacterianas. Una reducción de la pudrición y un significativo retraso en la aparición de la misma puede resultar del uso de hojas afiladas, disminución de la abrasión u otros daños a los trozos cortados durante su empacado.

Recolección

El apio es cosechado cuando el cultivo en su totalidad alcanza el tamaño deseado para el mercado y antes que los pecíolos desarrollen esponjosidad. Los campos de apio presentan un crecimiento uniforme y son cosechados de una sola vez.
Los tallos son empacados por tamaño después de eliminarse los pecíolos y hojas exteriores.Normalmente la recolección se realiza de forma manual con ayuda de una espátula metálica de bordes afilados, con el frontal corto se secciona la planta y con los laterales los restos de raíces y parte apical de las hojas.
Es importante cosechar durante las horas más frescas del día y colocar el apio en cajas lavadas con agua clorada, en lugares sombreados y ventilados.
Durante el transporte, debe evitarse la exposición del producto al sol: una de las principales características que se asocian con la calidad del apio es la propiedad de crujir, es decir, que al quebrarlo emita un sonido vidrioso característico. Siendo lo primero que se pierde cuando hay deshidratación.

Fisiopatías

  • Ahuecado de las pencas: está provocado por descensos de temperatura (ligeras heladas), humedad excesiva, exceso de abono nitrogenado. Posteriormente puede tener lugar el desprendimiento de la epidermis. Se recomienda retrasar la recolección.
  • Corazón negro (black heart): se produce por déficit de abonado o contenidos cálcicos insuficientes o condiciones ambientales que impiden su traslocación.
  • Pardeamientos de las hojas o decoloraciones: los pardeamientos pueden ir unidos a agrietamiento de pecíolos. Están provocados por deficiencias en boro y magnesio.
  • Ruptura de nudos peciolares: suele aparecer como consecuencia de altos niveles de potasio en el suelo con elevados niveles de pH, acompañado de fuertes vientos, etc.

Enfermedades al Cultivo de Apio

  • Mildiu del apio (Plasmopara nivea Schr.)

-Daños: produce amarilleos y desecación de las hojas, pudiendo originar la destrucción total de las plantas jóvenes.

-Control: es muy conveniente el empleo de fungicidas como medida preventiva o bien a los inicios de los primeros síntomas de la enfermedad. La frecuencia de los tratamientos debe ser en condiciones normales cada 12-15 días. Si durante el intervalo que va de tratamiento en tratamiento lloviese, debe aplicarse otra pulverización inmediatamente después de las lluvias.

  • Mancha foliar o tizón (Cercospora apii Fres.)

-Daños: al principio produce manchas amarillentas en las hojas y después grisáceas, hasta producir la necrosis foliar. Suele atacar al apio en los meses de verano.

-Control químico: iniciar aplicaciones preventivas con Clortalonil después del trasplante. En condiciones severas, aplicar cada 3 a 5 días. Se combate con Kasugamicina 5% + Oxicloruro de cobre 45%, presentado como polvo mojable con dosis de 0.08-0.15%.

  • Septoriosis (Septoria apii (Briosi et Car.) Chest., Septoria apii graveolentis (Dorg))Los dos hongos se manifiestan por la presencia en las hojas de manchas de color marrón claro, en las que se observan unos puntos negros que son los picnidios del hongo. Generalmente al poco tiempo, las hojas se abarquillan y desecan. En ataques severos la infección puede llegar hasta las pencas del apio. Septoria apii produce manchas grandes y Septoria appi graveolentis produce manchas de menor tamaño. Esta enfermedad puede transmitirse por semilla.

-Métodos físicos: un método que resulta muy eficaz empleado en semilleros es tratar las semillas con agua caliente a 48-49ºC durante treinta minutos.

-Métodos culturales: ampliar los marcos de plantación y realizar rotaciones cada tres años.

Plagas

  • Mosca de la zanahoria (Psylla rosae (Fab))El adulto mide 4,5 mm y presenta cabeza parda y abdomen alargado y negro. La larva es de color blanco amarillento brillante, de 7-8 mm. de longitud y ápoda. Inverna en el suelo en estado pupario, haciendo su aparición en primavera.

-Biología: ovopositan en el suelo u otros cultivos (zanahoria, etc.). A los diez-doce días, salen las larvas que penetran en el interior de la raíz del apio, excavando una galería descendente que llega hasta casi el final de la raíz. Transcurrido un mes, se transforman en ninfas. Los adultos hacen su aparición a mediados o finales de julio para después convertirse en ninfas.

-Daños: las larvas penetran en la raíz, donde practican galerías sinuosas, sobre todo en la parte exterior, que posteriormente serán origen de pudriciones, si las condiciones son favorables se produce una pérdida del valor comercial.

-Control químico: desinfección del suelo y/o desinfección de semillas. Se recomienda la aplicación de Clorpirifos, Foxim, aplicaciones foliares de Azadiractín, etc.

  • Mosca del apio (Phylophylla heraclei L.)Esta segunda especie se diferencia de la anterior en que la hembra pone sus huevos en las hojas de los apios y también en otras umbelíferas.

-Biología: las larvas excavan galerías en el interior de las hojas, entre la epidermis, con lo que pueden secarse los tejidos. Tienen dos generaciones: en primavera y a finales de verano.

-Daños: en primavera los daños pueden ser más graves en las plantaciones jóvenes. En otoño, los apios ya están suficientemente desarrollados para que las larvas diseminadas ocasionen estragos.

-Control químico: solo está justificado ante el ataque importante en las plantas jóvenes. Entonces al aparecer los daños, se puede intervenir efectuando una pulverización con lo que destruirán las larvas que se encuentran bajo la epidermis de las hojas. las materias activas recomendadas son: Dimetoato, Diazinón, Fentión , Flucitrinato, etc.

  • Pulgones (Aphis spp., Myzus persicae)
    Además del daño directo que ocasionan, los pulgones son vectores de enfermedades viróticas, por tanto son doblemente peligrosos.

-Daños: los pulgones se alimentan picando la epidermis, por lo que producen fuertes abarquillamientos en las hojas que toman un color amarillento.

-Control biológico: existen numerosos depredadores de pulgones como Coccinella septempunctata, Chrysopa y algunos parásitos himenópteros que desarrollan sus larvas en el interior del pulgón.

-Control químico: se emplearán aficidas de contacto en el caso de que los pulgones no estén protegidos en el interior de las hojas abarquilladas.

  • Gusanos grises (Agrotis sp.)-Daños: las orugas, de color grisáceo y en muchas ocasiones enrolladas, devoran las partes aéreas de las plantas durante la noche, en tanto que permanecen en suelo o bajo las hojas secas durante el día. Cuando las plantas están recién trasplantadas destrozan el cuello de la raíz.Su mayor incidencia en este cultivo tiene lugar en el mes de abril.

-Control químico: se combaten mediante pulverizaciones con Triclorfon, Clorpirifos, Azadiractin, Flucitrinato, etc.

-Nemátodos (Dytilenchus dipsaci Kuehm.)Los apios muestran un tamaño más pequeño de lo normal, hojas amarillentas y algo deformadas y, si se extraen las plantas del suelo, pueden observarse abultamientos radiculares.

-Métodos físicos: un método que resulta muy eficaz, y empleado tanto en semilleros como en invernaderos es tratar la tierra con agua caliente, pues los nemátodos mueren a temperaturas de 40-50ºC.

-Métodos culturales: enmiendas del suelo a base da materia orgánica, rotación de cultivos (intercalando plantas no sensibles), desinfectar los aperos de labranza, las ruedas de máquinas, etc.

-Control químico: desinfección del suelo antes de realizar la plantación con productos como el Metam- sodio.

Abonado del Cultivo

Para obtener una buena producción y de buena calidad, es conveniente que el suelo esté bien estercolado.
En el caso de los invernaderos, el apio normalmente constituye un cultivo de relleno en la época invernal, por lo que no debe aportarse estiércol si ya se estercoló el cultivo anterior, aunque si el siguiente cultivo lo precisa, pueden aplicarse 3 kg/m2. Si no se aplica estiércol, es necesario aumentar el abonado nitrogenado y potásico, especialmente cuando los suelos sean ligeros.
En el último mes de desarrollo, antes de la recolección, el nitrógeno debe estar disponible en cantidad suficiente en el suelo.
Además, el apio es una planta muy sensible al déficit de boro, azufre y magnesio.
En el abonado de fondo pueden aportarse, a título orientativo, alrededor de 50 g/m2 de abono complejo 8-15-15 y 15 g/m2 de sulfato de potasio.
Si los resultados del análisis de suelo muestran bajos niveles de boro y/o magnesio, éstos pueden aplicarse a razón de 2 g/m2 de producto a base de boro y 10-15 g/m2 de sulfato de magnesio. Además es conveniente aportar unos 5 g/m2 de azufre, debido a su elevada sensibilidad a la carencia de este elemento.
Cuando el riego es por gravedad, pueden aplicarse 30 g/m2 de nitrato amónico en cobertera en 2 o 3 veces, con la última aportación un mes antes de la recolección.El abono foliar aplicado una vez por semana suele dar buenos resultados, para los aportes de boro y magnesio y de calcio en caso de suelos pobres en este elemento.
En fertirrigación, es recomendable aportar microelementos en cada riego y la programación puede llevarse a cabo de la siguiente forma:

  • Aplicar un abonado de fondo de 25 g/m2 de abono complejo 8-15-15, enterrado en el suelo.
  • Tras la plantación, regar diariamente durante una semana sin abono.
  • En las dos semanas siguientes, regar tres veces por semana, aportando en cada riego:

  • 0,20 g/m2 de nitrógeno (N).
  • 0,10 g/m2 de anhídrido fosfórico (P2O5).
  • 0,20 g/m2 de óxido de potasa (K2O).
  • Durante el mes siguiente, regar tres veces por semana, aportando en cada riego:

  • 0,30 g/m2 de nitrógeno (N).
  • 0,15 g/m2 de anhídrido fosfórico (P2O5).
  • 0,20 g/m2 de óxido de potasa (K2O).

  • Al siguiente mes, regar tres veces por semana, aportando:
  • 0,40 g/m2 de nitrógeno (N).
  • 0,10 g/m2 de anhídrido fosfórico (P2O5).
  • 0,30 g/m2 de óxido de potasa (K2O).

  • Al siguiente mes, regar tres veces por semana, aportando:

  • 0,40 g/m2 de nitrógeno (N).
  • 0,20 g/m2 de óxido de potasa (K2O).


En el caso de las variedades amarillas el abonado puede ser insuficiente, por ello para completar el desarrollo de la planta y darle un porte más erecto se aplican giberelinas a una concentración de 20 ppm; se aconseja que la planta presente de 50 a 60 cm de altura y que no se encuentre inducida a flor y acompañarlo con un fertilizante foliar, por ejemplo urea en una proporción de 200 g/100 l de agua.

A continuación se expone la sintomatología de carencias de macroelementos en el apio:-Nitrógeno: los primeros síntomas son una reducción del crecimiento vegetativo, amarilleos y decaimientos de las hojas.

Si la deficiencia es muy acusada el crecimientos se paraliza, tiene lugar un amarillamiento en toda la planta y se pueden observar manchas cloróticas internerviales en los limbos que evolucionan a moteado necrótico.

-Fósforo: al principio provoca una disminución del vigor de la planta, las hojas jóvenes se debilitan y las muy desarrolladas tienen un crecimiento muy erguido. Si la deficiencia es muy acusada los limbos foliares se reducen, apareciendo necrosados el borde de algunos foliolos.

-Potasio: se manifiesta inicialmente por una reducción del crecimiento vegetativo y la aparición de amarillamiento ocre en las hojas más adultas, especialmente en la periferia de los foliolos. También pueden aparecer en los foliolos puntos de color marrón rojizo.

-Calcio: los síntomas iniciales son: reducción del crecimiento, clorosis en la periferia de foliolos y nervios, color marrón de las hojas del centro de la planta y zonas necróticas en el pecíolo. Cuando la carencia es severa las hojas centrales evolucionan a necrosis "corazón negro "o black heart.

-Magnesio: se manifiesta inicialmente con la aparición de clorosis internervial que va desde el centro del foliolo hacia los bordes. Si la deficiencia es acusada la mayoría de los foliolos se tornan amarillos con el nervio central de color verde claro y desecación de los bordes del foliolo.

Riego del Cultivo

Cuando está en las primeras fases de su desarrollo, el riego debe ser abundante y regular, ya que la plántula debe tener un crecimiento continuo.
En todo su ciclo, este cultivo sufre estrés si hay escasez de agua en el suelo.
Se puede regar tanto por gravedad como por riego localizado como por aspersión (el riego por aspersión resulta interesante en este cultivo).
Es un cultivo exigente en agua de buena calidad. Si la conductividad eléctrica del agua de riego es elevada se frena el desarrollo vegetativo, provoca aperturas de la planta y favorece los problemas de "corazón negro", debido a una deficiente asimilación de calcio.
  • En el ciclo otoñal-invernal, en riego localizado se emplean unos 7.000 m3 de agua por hectárea.
  • En el ciclo primaveral, se utilizan aproximadamente de 3.500 a 4.500 m3/ha. En este ciclo es necesario el uso de cubiertas flotantes para evitar la inducción floral, acortándose el ciclo en unos 10-15 días si se emplea además acolchado negro debajo de la cubierta.